Historia del Vino Aromatizado
El testimonio paleontólogico prueba que el hombre del neolítico (4.000 años a.C.) ya producía un vino aromatizado, prensando las uvas recogidas de viñas silvestres con “sambuco” y con bayas de “rovo” (zarzamoras).
Las dificultades de la vinificación (el mosto se volvía rancio rápidamente por contacto con el aire), y los recipientes utilizados (botas de piel), producían un vino poco agradable al paladar y que empeoraba con el tiempo. Los enólogos de la antiguedad no buscaban ya refinados aromas con la adición de bayas, sino esencialmente intentaban dotar al vino de mayor deleite. Ya Homero habla en sus poemas sobre mezclar el vino con miel y harina y diluirlo con agua antes de consumirlo.
En la época clásica, Hipócrates, nacido en la Isla Griega de Cos (460 A.C.), inventó el vermouth haciendo macerar en el vino griego (de alto grado y rico en azúcares), flores de díctamo de Creta y arthemisia absinthium que es la hierba esencial para la aromatización.
Hasta el siglo XIX con Pasteur la enología no se desarrolló científicamente.
En la actualidad, se mantienen las antiguas pautas de elaboración de los vinos aromatizados, aunque aplicándose modernas e higiénicas técnicas en su producción y conservación.